GastroTOUR 03/10/24
El debate sobre si los “Influencers” deberían comer gratis en restaurantes a cambio de publicidad en redes sociales ha estado en el centro del debate público en más de una ocasión. Para algunos, la labor de los creadores de contenido consiste en difundir productos y servicios alineados con su estilo de vida a su gran número de seguidores, lo que justifica el intercambio de bienes o servicios por promoción.
Sin embargo, otros consideran que abusan de su poder al solicitar favores y beneficios gratuitos, especialmente en sectores como el de la restauración, que a menudo enfrenta dificultades económicas.
Dentro de esta panda de indocumentados y “gorrones” mal llamados “Influencers gastronómicos”, que se tiñen los pelos o tienen que hacer cosas raras para llamar la atención, también hay buenos profesionales que realmente saben, aconsejan y no se dejan comprar por un “Choripan”.
Cómo, por ejemplo, los críticos gastronómicos de toda la vida que no se dejan invitar y siempre que van a un establecimiento gastronómico consumen y pagan; estos informadores y “no Influencers” tienen veracidad y credibilidad. Sin ir mas lejos Fernando catalán, chef, docente y gran profesional es de los que tiene esta característica que supera con creces a los jovenzuelos y jovenzuelas que parecen muertos de hambre y hablan de bobadas y no distinguen un paiche de una corvina. Fernando es de los pocos Influencers de verdad en este sector.
Así lo ha demostrado una vez más la cuenta de Jesús Soriano, @soycamarero, quien desde hace siete años utiliza sus perfiles de redes sociales para compartir las situaciones a las que se tienen que enfrentar los hosteleros en distintas ciudades. En esta ocasión, ha utilizado su altavoz para mostrar cómo se aprovechan los creadores de contenido de esa influencia que dicen entender.
“IGUAL NO ME HAS ENTENDIDO”
En las capturas de pantalla compartidas por Soriano, vemos cómo una influencer con 30.000 seguidores contacta con el restaurante a través de Instagram y les pregunta si estarían interesados en realizar una colaboración. El establecimiento le pregunta entonces que en qué consistiría. “Podemos ir un día a comer o cenar en familia y a cambio haría stories y reels para que os conozcan mis seguidores”, explica ella.
Viendo que lo único que quería conseguir la creadora de contenido era una comida gratis, el dueño del local le contestó: “¿Te paso los precios de la carta?” Sin comprender la ironía, ella responde, dejando atrás la amabilidad del principio: “Igual no me has entendido o no me he explicado bien. Iríamos a comer o cenar (gratis) y a cambio, yo os hago publicidad a vosotros (gratis). Por eso se llama colaboración.
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UN USUARIO DE ‘X’ HACE LAS CUENTAS
Ante la propuesta “barata” de la influencer, un usuario de X, @Sarcascudo, ha decidido hacer las cuentas para saber si sería una acción rentable para el establecimiento. “30.000 seguidores, de los cuales, con suerte, verán la storie un 65%”, calcula. Añade que de ese grupo, sólo un 10% serán de la misma ciudad y tendrán posibilidades de ir. La cifra ahora se reduce a 1.950 personas, “de las cuales un 80% pasarán a toda leche las stories de Instagram y no se quedarán con nada”.
De nuevo, el número disminuye considerablemente. “Nos quedan 390 personas, que tal y como está la economía, un 70% no se puede permitir salir a cenar fuera”, continúa. Al final, el público potencial interesado disminuye hasta los 117 usuarios, de los que sólo un 20% “tirando a lo alto” irá. “Nos quedan 23 personas disponibles para ir por invitar a cenar a la señorita. ¿Renta? Ni de coña.
REACCIÓN EN REDES SOCIALES
Las redes sociales no han tardado en arder tras la sugerencia de la creadora de contenido y han sido numerosos los perfiles que no han dudado en dejar un comentario. “Todos intentan comer gratis con tres seguidores” o “No se llama colaboración, se llama tener más jeta que espalda”, son algunos de los mensajes que podemos leer.
FUENTE: INFOBAE
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