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COMIDA DE NAVIDAD DE AYER Y HOY (Israel III)

GastroTOUR 27/12/2024


Pasar la Navidad en Belén, es más, dentro de Belén, no tiene precio. Es una experiencia única en el mundo, pisar donde pisó Jesús, comer lo que comieron los apóstoles y cocinar lo que cocinaba María a Jesús y al niño es una experiencia incomparable y única.


He querido experimentar esto y he preguntado a los hebreos qué comían en esta época cuando el que ha cambiado el mundo, este niño Hijo de Dios, nacía en la absoluta miseria, y comparar con lo que yo he comido en estas cenas y almuerzos de Navidad en su tierra en pleno siglo XXI, lógicamente nada que ver, pero mucho en común en lo que es el producto.


La Biblia, el Nuevo Testamento y el Viejo, nos proporciona algunos detalles específicos sobre las comidas y ágapes que Jesús, María y José —la Sagrada Familia— compartieron en Belén, Nazaret, Caná o en Cafarnaúm. Si bien los datos son escasos, sin embargo, podemos hacer algunas inferencias basadas en la cultura y las tradiciones de la época.



En aquel tiempo, la dieta en la región de Judea, donde se encuentra el territorio peripatético de Jesús, consistía principalmente en alimentos como:


  • Pan de trigo o cebada

  • Aceitunas y aceite de oliva

  • Frutas y verduras frescas, como higos, uvas y lechugas

  • Queso y yogur de cabra u oveja

  • Carnes, como cordero o cabrito, reservadas para ocasiones especiales


Es probable que la cena de Jesús, María y José en Belén, los días en que nació el niño en la gruta de Belén, al rescoldo del fuego, y gracias a los alimentos que les proporcionaron los pastores, consistiera en una comida sencilla y tradicional, como pan, aceitunas, frutas y verduras, acompañada de un poco de queso, cuajada o yogur.



Estas comidas en sí mismas no son el foco principal de la narrativa bíblica; pero sí podemos asegurar que eran de kilómetro cero, sostenibles y del territorio.


Por el contrario, mi cena, comida y algún que otro picoteo, ya sea de origen árabe o hebreo, que he podido probar en SAXUM Conference Center, donde estoy, resta mucho de ser igual y se ladea más hacia lo que podríamos llamar sencillo, bueno y de tendencia gourmet. Se ve que detrás de estos platos que me han servido hay verdaderos profesionales del sector HORECA.


Para la cena de Navidad, pude probar verdaderas fruslerías, como una crema de almendra, que mutatis mutandis me recordó la sopa de maní. Luego un timbal de palta, mango y gambas, algo muy boliviano salvando la parte del marisco, y de postre una ópera de frutas, todo regado con vino blanco de los Altos del Golán. De los caldos hablaremos ampliamente en una próxima nota.


Una cena ligera, apetecible, sencilla, pero se notaba mucho que estaba cocinada con mucho corazón y amor. Luego ya más entrada la noche no faltaron los dulces, chocolates, polvorones sefardíes, no faltó lo que yo he denominado las mantequillas judías, que no son mantequillas, sino una masa de distintos sabores parecida en textura y forma a la mantequilla que son un postre o dulce hecho con aceite y miel que se denomina halva.


Como ven, es lo mismo que hace casi 2000 años, pero no tiene nada que ver.


FUENTE: Ramón Freixa, enviado especial a Israel

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